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Una historia de amor -real y verdadero-.
Por muy inverosímiles e increibles que se nos muestren los acontecimientos que a continuación relato he de decir que no hay ni un sólo dato o hecho o personaje inventado, pues todos ellos son reales y conocidos por la que ésto suscribe. He aquí la historia de ellos.

Nunca hubo un amor tan profundo y verdadero como el que profesaban Crisostomito Calpé-Fitz y Lupita Castrourdialejos, entre ambos y recíproco, se entiende. Con sólo un sutil roce se estremecían de tal manera que llegaban a sufrir desmayos de dulces minutos y les llegaba a recorrer una electricidad tal que encendía pequeñas lucecitas a modo de fuegos artificiales en miniatura en derredor de ellos. Tras éstas muestras convinieron ambas familias, Calpé-Fitz y Castrourdialejos, en dar bendición sacramental a tan apasionado amor pues una vez consumado el matrimonio -dijo don Crisostomo padre- se les tranquilizaría el fervor amoroso, y con la consiguiente reducción del peligro de combustión -apostillaba Lupo Castrourdialejos padre- por la pasión chispeante y desmedida que desprendían.
Los deseos irrefrenables, ya en unión bendecida, hicieron que ella quedase preñada la primera noche que desnudos se vieron y que desnudos disfrutaron de los placeres maritales. El fervor del deseo no sólo no cesó al primer conocimiento del acto sino que hizo que ella diese a luz exactamente a los nueve meses, ni un día más, ni un día menos. Sólo cabe mención de interés durante esos nueves meses de preñado el craso error cometido por los -faltos de sosiego-consuegros pues, lejos de sus vaticinios, seguían saltando chispas a cada roce o mirada de los recién desposados.

Nueve meses después, ni un día más ni un día menos, atónitos quedaron médicos, matronas y el nervioseante y estorbador esposo cuando de la entrepierna de la preñada, y entre verdaderos alaridos de dolor, brotó una preciosa lampara art déco. En vano la recién rogaba que le diesen unos azotitos al recién parido por si en un casual lograban extraer los primeros llantos, ni el más mínimo sonido salió de aquello, por muy art déco que fuese. Nadie, ni médico, ni curandero, ni hechicero, ni alquimista supo dar explicación a lo aquello parido, tan sólo una contadora de mentiras les constriñó a que, en un ejercicio de brutal sinceridad, se contasen en qué habían pensando durante el trámite de la concepción. Tras largas horas de miradas dulces, entrambos y alguna que otra a la lámpara pues no dejaba de ser el fruto de su amor carnal, admitió la paridora que para evitar sufrir el desmayo inevitable al que le llevaba el roce exacto de su piel, la de él, pensó en una bonita lámpara que días atrás vio tras un escaparate. No sin decepción decepcionante y tras dos infructuosos intentos de amamantar a la lámpara decidieron dejarla sobre la mesita de la entrada, arropándola a escondidas en las largas y frías noches de invierno.
Aconsejados por sabios consejeros decidieron echar en olvido al parido y concebir de nuevo, y así lo primero hicieron -salvo la mantita arropadora y las caricias con politus que solía dar ella casi a diario pues el instinto maternal no distingue entre aquellos o aquello que ha sido parido-, y a lo segundo se pusieron con verdadera vehemencia.
El segundo parto de igual naturaleza fue, aunque de distinto objeto se trató, pues dio a luz un maravilloso y regordete aparador art nouveau con el mismo porte galante, pues de los mismos progenitores se trataba, que la lámpara. Lejos de significar el mismo revuelo y turbación que el anterior parto, él amantísimo esposo de ella sólo alcanzó a decir:
- Y ahora, amantísima amada esposa mía, ¿en qué pensabas? -decía mientras acariciaba el hermoso lacado del aparador.
Sobra decir que en sucesivos y deseados partos dio ella un recorrido por todo el arte en lo que a objetos decoradores se refería, y que controlado el tema de pensamientos antes y mediante la concepción éstos podían ser, si así lo requería el tamaño del objeto, de dos días, si pequeño era éste, o de cuatro meses si de un objeto de tamaño considerable se trataba. Sin ya espacio en el confortable y estrafalario y estiloso hogar ni regalos a parientes que hacer decidieron ambos, en pensamientos mercantiles amorosos pasionales, montar un establecimiento comercial justo frente de un Ikea de reciente instalación, ni que decir tiene el éxito arrollador de su negocio pues sus objetos nacían del más profundo y sincero amor. A lo largo de los partos pasados y venideros ella sólo se negó a engendrar camas con dosel estilo Luis XIV, aunque nunca dijo el por qué.
Sólo muy de vez en cuando él, amantísimo esposo, decíale a ella:
- Y dime vida, ¿podrías por esta noche pensar en un precioso kit de taladro con lijadora y desatornillador plateado con betas naranjas que....?.
Dicho y hecho, pues así es el amor... tan profundo y verdadero que se profesaban ambos.

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  • Blogger Isthar says so:
    01 diciembre, 2006 11:30  

    XDDDDDDDDDDDDDDDDD

    Eres asombrosa, verdaderamente asombrosa, y lo digo con la mayor de las admiraciones :)

    Desde luego este amor verdadero dista mucho del que nos han estado vendiendo en los cuentos de toda la vida, y me parece a todas luces mucho más productivo ;)

    Un millón de besos top

  • Blogger Zifnab says so:
    01 diciembre, 2006 11:52  

    Es extraño. Yo pensé que Ikea madnaría unos sicarios para acabar con tan obscena competencia y que facciones de las religiones más importantes del mundo pondrían el grito en el cielo ante tamña concupiscencia mobiliaria. Pero no. Las cosas son más normales de lo que queremos pensar muchas veces.

    Lo que si es que es no sería tráfico de niñoa o al menos adopción. Quedo impaciente por su respuesta, señorita Quebienescribe

    Sea usted feliz top

  • Blogger Larha says so:
    02 diciembre, 2006 11:56  

    Señorita verde con vestimenta negra, que así creo que es la traducción XDDDD, pues fíjese usted el día en que parió una estilosa y enorme lámpara de largos y afilados brazos de los que colgaban infinitas lágrimas de cristal. Decían que los gritos al parir los habían escuchado, incluso, unos turistas que desde la luna miraban absortos la muralla china. Enamoradísima sí, sí que lo estaba.

    Isthar ay :). Claro que ese es el amor verdadero, ella pariendo madera, metal, cristal, colores... y el nunca teniendo la menor duda de que los paridos son suyos. En fin.. ese es el amor XDDDDD
    Veo su millón de besos y subo otro millón más.

    Zifnab Ikea, creo recordar, enviaba todos los días un espía de uniforme (pantalón azul y camiseta amarilla con letritas de Ikea) con gabardina transparente con el arduo cometido de investigar el éxito de aquellos, pero cometieron el error de enviar a un joven imberbe aún no enamorado, y por ello nunca lograron entender del éxito de los objetos paridos del amor. En cuanto a las religiones sí que hubo una en particular que se estremeció, unos adoradores establecidos en el desierto del colorado estadounidense, cuyo dios era una cafetera express plateada, parida decían de una diosa egipcia, mentira claro. Sólo diré que todo terminó con la cafetera en la cárcel, por estafa sectarea.
    El siguiente punto a tratar es más espinoso, si cabe. Ellos entendieron que a los hijos hay que dejarlos marchar, que sigan su propio camino, ¡qué mejor que haciéndolo con una pequeña transacción económica!, que del amor verdadero sólo no se vive XDDDDD
    Espero haber respondido a todo, incluso a su impaciencia (qué me gusta a mí la impaciencia) Sr. Mago.
    Un abrazo enorme. top

  • Blogger Gavanido says so:
    02 diciembre, 2006 12:38  

    Una historia muy verosímil sin duda. Pero tengo una duda; a la lamparita, ¿la peinaban con raya a un lado? ¿o al medio?. Y otra duda, la lamparita, ¿dio a luz alguna vez?

    Un beso. top

  • Blogger Larha says so:
    02 diciembre, 2006 12:48  

    Sr. Gavanido en lo que ato mi corsé le respondo a todas sus cuestiones, que hoy estoy respondona. La lamparita, nada más encenderse su luz propiamente dicha, suelta su abundante melena en forma de pantallita, por una cuestión simple de no cegar a los que la miran y otra puramente de coqueteo femenino primitivo. Y finalizando, no, aún no ha dado a luz pues todavía no ha sido desposada, los padres que no creen que exista varón objeto digno de merecerla... ellos sabrán. Y sí, sí es una historia verosímil, como usted dice, pues el amor verdadero y profundo se manifiesta tal como relaté. Esperando haber satisfecho sus dudas...

    ...pues otro beso para usted. top

  • Blogger cieloazzul says so:
    03 diciembre, 2006 17:37  

    Jo!!!Sinmás!!
    lo que me ha dejado chunga es pensar que será el día que éstos como todo matrimonio amantementefeliz decidan divorciarse???
    eso, la manutención, la tutela de los descendientes, uff!
    Un beso amiga.. como siempre tu grandezaescritora me deja sonriendo... top

  • Blogger Euphorbia says so:
    07 diciembre, 2006 16:29  

    Podrán los amantes consolarse al pensar que su amor se decantaba más por el art decó que por el barroco o churrigueresco, que a bien seguro hubiera dañado mucho más a la amantísima parturienta... que se lo pregunten a cualquier comadrona titulada y se demostrará que tengo razón.

    Un beso top

  • Blogger Erótika says so:
    10 diciembre, 2006 06:12  

    JJAJAJA Me encantó esta forma de definir la descendencia, yoen cambio más que por el art-deco me voy por el climatológico, tengo un trueno, un amanecer y un arcoiris, que nacieron igual de regordetes y con abundante e insustituible anestesia, jajjaja

    espero tu visita :D top

  • Blogger XMala says so:
    15 diciembre, 2006 22:33  

    y para cuando actualizas? top

  • Blogger Larha says so:
    15 diciembre, 2006 23:15  

    Cieloazzul ¿divorcio?, imposible. ¿Pues no ves que era una historia de amor verdadero? :)

    Gemma tienes razón. Lista fue.

    Erótika ¡cuándo os ponéis a parir no sabe una lo que va a salir! Ay :)

    Xmala pues ni idea, entré a cambiar cositas y no tengo ni la más remota idea de cómo volver a entrar. top