La condesa Bathory adorna senderos con larga capa roja, desencapuchada ella senderea roces de esquina de capa con árboles y mientras arrástrala barre tierra, piedras, hojas y sesga cabezas de hormigas reina. Atrás cuatro, ella cinco delante cada vez más, camina a saltitos -rememorando sólo que un dedo desnudo, el único, le recorrió la espalda hundiéndosele tragantos en la corcova-Thorko que en la mano más corta agarra cesta y ésta está en estallido con ser sonrosado rojo dentro que levanta tapa para un dos tres cuatro.. respirar.
- Déjame morderte el cuello, prometo un no roce vertiginoso a la yugular -dijo voz con giro medio de cuello para que ésta quede atrás para cuando él llegue al punto.
- Señora, eso dijo la última vez y aún voy por ahí arrastrándome en sobras de sus baños para reponerme ¿no ve lo delgado y raquítico que me abandona saciada? -dijo adelantando dos pasos en uno medio suyo-. Además su esposo estará a punto de llegar y no querrá que la sorprenda con dos finos hilos de sangre de sus afilados colmillos parte abajo bailando en su labio inferior. A menos que su diatriba sea mando yo sigo aquí atrás, señora.
- Maldita sea, Thorko, aburres y no me alcanzas. Replicas y replicas y más réplicas... aburres querido Thorko.
Ya, ella cuatro él cuatro para cinco atrás, la condesa gira cuello largo a la izquierda y para en seco, ya él cuatro para tres atrás párase también en seco y careciendo de cuello gira todo cuerpo a la izquierda, pero no divisa nada, no por falta de cuello sino de ser tercios menor que otros -de paso ya parado golpea tapa que el ser de dentro, sonrosado él, continúa poseyendo respiración-.
- Señora ¿por qué para? ¿acaso viene en origen una desgracia que no alcanzo a ver, señora dígame algo no ve que desde aquí yo no puedo ver?.
- Maldita sea Thorko... -dice ésta sin giro de cuello, que aún lo tiene dirigido a lo que vió- mira allí -y señala mano fina huesuda tras largo brazo en dirección a lo que vió-.
Unos tres árboles, sinuoso sendero y dos metros y medio allá se divisa loma abajo columna de humo. Con un toque, como de tecleo de dedo, la condesa señala y redirige pasos con fija mirada al lugar elegido.
- Thorko sígueme, diviso lugar de combustión.
- Señora se hizo tarde, me tiene caminando cuatro atrás desde no sé cuándo... señora..
Prosiguen lo comenzado cuando la condesa remontada la loma sonríe relamiendo labio inferior -sobre el que bailan hilos- y divisa abajo una casita con seres, sonrosados como el ocupante de la cesta, alza capa para su frenado cuesta bajo y mano en alzada indica sea acompañada. Junto a la casita, un río y seres diminutos en hormigueo moviéndose y atareados en diminutas faenas laboriosas. Quieto parao, el juego, se quedan todos al ver condesa veloz resbaladiza loma abajo y trás ella mediano hombre con cesta y tapa movible.
Al llegar miradas cruzadas asombradas unos de otros u otros de unos. Tras de venir la condesa toca con dedo huesudo el cachirulo del ser más próximo.
- ¿Qué llevas ahí ser de barba blanca? -dijo la condesa amortizada tocando un cachirulo color rojo.
- Bienvenidos sean seres grandes y eso que toca, señora es un sombrero, ¿desean entrar en nuestra humilde morada?, algo podrá ser ofrecido, parecen agotados de senderos y...
- Primero -dijo adelantándose otro ser de igual estatura- hemos de presentarnos, éste que habló en primer lugar se llama Sabio y aquí atrás se encuentran el resto de hermanos, adelántense y vayan diciendo su nombre, yo soy Bonachón y... vengan, vengan sean corteses...
La condesa clava mirada recaudatoria en los siete seres y relame conciencias mientras frota manos no por frías sino para animar a su sangre, ya alegre, a recorrerla más rápido.
- Dormilón - dice uno, tras inclinación de cabeza.
Y así hasta completar los siete, que restan -sin menosprecio- Mocoso, Romántico, Mudito y Gruñón se fueron presentando.
La condesa mudita también pero por otros menesteres, levanta mano e indica a Thorko lleve a cabo la misma operación.
- Queridos seres, soy Thorko fiel sirviente de la condesa -y dirigiendo pequeño brazo señalativo-ella es la condesa Bathory esposa de...
- Calla, maldita sea Thorko, y vosotros seres de dónde habeis surgido, nunca supe de vosotros, decidme...
- Condesa Bathory, ya que soy nombrado por sabio, seré yo quien tome la palabra, vivimos desde siempre aquí, al menos, desde donde nuestra memoria rememore. Así que nada nuevo digo, tampoco nosotros nunca supimos de su existencia como seres altos y lo extraño es que días hace hemos tenido, con vos y su sirviente, encuentro y conocimiento de dos seres altos, el caso de no incluir a vuestro sirviente no es olvido pero el hállase en mitad justa de vos y nosotros, bien... retomo, la semana pasada encontramos salvamos alimentamos y cuidamos a una joven, ésta...
- ¿Así que hállase una joven, seguramente con blanca piel, ahí en esa casita? -dice la encabronada ahora ensimismada-.
- Sí condensa, nos relató que huyó de una madrastra cruel y malvada, y ahora -dice con hombros que encoje- vive con nosotros.
- No debereis preocuparos por ella, yo la cuidaré eficazmente. Díselo tú Thorko -y fija mirada en diminuta puerta por la que atraviesa joven de sonrosadas mejillas de piel blanca y es tal su fijeza que logra ver la sangre de ésta corriéndole por las venas, y relame labio-.
- Sí, sí.. juro sobre mi corcova curva el exceso de disfrute que obtendrá mi señora en el cuidado de la joven de piel blanca y sonrosadas mejillas.