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A veces, cuando masco avispas, éstas se apiadan y no me pican.

En breve se producirá un traslado de mi centro de trabajo, así que, con motivo de, a consecuencia de, en definitiva y debido a ello me armé -hasta los dientes- de valor y me dirigí a la autoescuela, pues -preguntado a mis pies- andar todo el día entre idas y vueltas y devenires de la vida unos ochenta kilómetros no está en su ánimo -el de mis pies, sí en el mío-.
En el trayecto me asaltaron -sin sustracción del bolso- algunas dudas, tantas y tan hermosamente variadas eran ellas que llegaron a significar vacilaciones y controversias en mi decisión, por ello mientras firme caminaba repasé mentalmente todo lo que debía decir, preguntar, comentar, advertir al venerable señor Jefe de la Autoescuela.
Poseo, sin lugar a dudas, una rapidez mental en cuanto a discurrir y reproducir extravagancias y sinsentidos que hacen de mí una persona, cuando menos, humana e invertebrada, que no es poco oiga. He aquí una pequeñísima muestra, le diré:
  • que tengo un amplio conocimiento de los artilugios estos a motor.
  • que poseo práctica demostrable en el manejo de estos vehículos, pues de pequeña monté en los coches de choque en fiestas varias y de mayor hice campeonatos con mi vecino (al que sólo ganaba en el circuito de Japón) con el Collin McRae.
  • que voy a necesitar -no discutible- un equipo humano para ayudarme en esta ardua tarea, compuesto por un psicólogo, un mentalista y/o hipnotizador, un rezador profesional sabiente de todas las oraciones de todas las religiones, incluso las ancestrales, un masajista destensador, un cuenta cuentos de finales felices relajantes, alguien demoledoramente fuerte que consiga ponerme el cinturon, y a Keanu Reeves para dirigirme en caso de pérdida de frenos (esta lista es susceptible, posiblemente, de ampliación).
  • que una de las -ciento cincuenta mil seiscientas doce- cositas nimias que podrían preocuparme es el acceso a una rotonda, pero que dediqué los últimos dos segundos antes de que ayer me venciera el sueño a pensar en ello y tengo dos soluciones: 1. hacer de la primera rotonda a la que intente acceder, sin llegar a lograrlo, mi hogar -con opción a compra, a modo de leasing- y 2. una vez me toque mi turno de acceso a ella, y tras tres largas horas de espera sin que se produzca mi incorporación, me bajaré de mi auto e iré a patita a cada uno de las vías que desemboquen a la rotonda hablando y empatizando con sus amables conductores y pidiéndoles de manera creible y sincera que me cedan el paso, tres en total pues una de esas vías la tendré paralizada desde hace unas tres cortas horas.
  • que inicie las diligencias oportunas para que hagan la carretera, la única que transitaré, unos dos metros más ancha o en su defecto, y si tengo un ataque de confianza en mí misma, que me habiliten una vía sólo para mí -esto lejos de ser un acceso de prepotencia o soberbia es, simplemente, una medida de seguridad-. En el hipotético caso de que ésta que habla, en este caso escribe, decidiera -previamente abducida por seres del espacio exterior un tanto beodos- transitar por otras vías que le lleven a otros lugares lejanos necesitaré de una comitiva compuesta y encabezada por un señor alcalde en coche oficial, de ocho a doce miembros de las fuerzas y cuerpos de seguridad del estado, preferiblemente geos, que me escolten, una unidad aérea -en donde un helicóptero hará de avanzadilla-, música ambiental -salvo la que se oye en el dentista- y la no circulación de cualquier otro vehículo que no participe en la comitiva -por su seguridad-.
  • que el motivo de haber elegido esa autoescuela y no otra era que es la que más cerca está de casa -una es sincera y con cierta dignidad- pero que al estar ante él -el sufriente señor profesor- he comprobado que es el ser más atento -en la conducción- que yo haya visto jamás y con el porte con más tronio que yo haya contemplado -esto último opcional, pues depende de como me esté mirando en ese preciso instante-.
  • por último le animaré a exponer, si lo considerara oportuno, más puntos de estos para mi aprendizaje, si ya estoy en la calle con una marca de suela de zapato en mi culo será una mala señal, si aún sigo dentro del local será una buena señal o bien mi oyente es completamente sordo.

Al llegar a la autoescuela, ésta estaba cerrada. Respiré tranquila. Otro día será, con varios puntos más añadidos.

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  • Blogger Larha says so:
    18 febrero, 2006 02:16  

    Se me olvido una última petición, si alguien tiene un tanque en buenas condiciones y de fácil conducción ruego me lo haga saber. Gracias. top

  • Blogger cieloazzul says so:
    18 febrero, 2006 07:01  

    jajajajjaa niña.... eres genial...
    Viernes, con el cansancio encajado en todo mi cuerpecito y te leo... a media noche ...y no hago mas que encender un cigarro y leerte.... reir y narrarle a mi hermana que no entiende nada de la risa con que le narro tu escrito y mas gracia me dá... en fin... que eres GENIAL y que mas vale que el de la autoescuela te cumpla tus peticiones, digo, que no creo quiera perder un potencial as del volante...;)
    Recordé cuando yo ME enseñé a manejar, tenía 13 añitos....robaba el auto de mi madre, pero cuidaba de subir antes VARIAS piedras
    ( las mas grandes), entonces, iniciaba mi AUTOINSTRUCCIÓN, con la unica KAMIKAZE valiente a mi lado...( mi mejor amiga Ale, que sobrevivió de pura suerte)y ahi ibamos ambas escuchándo musica de los años 70 y con las intermitentes puestas, y cuando llegabamos a alguna pendiente( q en mi ciudad la vialidad es de subidas y bajadas...) mi Copiloto tomaba piedra en mano...yo frenaba hasta con el trasero...ella bajaba, colocaba las piedras detrás de cada llanta( neumático) subia corriendo y rezaba...a ojos cerrados mientras yo quemaba a mil el cloucht y el acelerador con freno de mano puesto...y zas!!! arrancaba a toda velocidad.... ahora q lo pienso que H de P.... que si hoy me topo con una piedra de esas en mi camino... seguro que le rompo su madre a mi coche...y quien haya osado tal jodienda...ays!!!!
    aqui le dejo.... me emocioné con los recuerdos..jajajjaa, perdón.
    BESOS!!!! top

  • Blogger Donaire says so:
    19 febrero, 2006 16:26  

    Hay un secreto que los conductores (noveles como yo, o experimentados como Carlos Sainz) saben muy bien. Te lo voy a confiar, rompiendo una cadena que se remonta a miles de años (bueno, en realidad hace miles de años no había coches, pero un secreto si no es milenario, no es secreto).

    Cuando subes a un auto, en realidad, éste se mantiene inmóvil. Gime, ronca y se ahoga, pero en realidad sólo lo hace para disimular. Lo cierto es que quien se mueve es el camino. Esa ilusión óptica ha hecho creer durante años a los copilotos como yo que el conductor dominaba el coche, y que cuando giraba el volante, la máquina giraba con él.

    Lo cierto es que el coche no se mueve. ¿Quién puede creerse que cuatro trozos de caucho (la savia de un pobre árbol) con forma de donut puede alcanzar los 120 km/h?. Por lo tanto, no te preocupes. Sube al coche y dile al camino (eso sí, con buenos modales) que se mueva, que llegas tarde al trabajo. Y no olvides mover los brazos para despistar a tu copiloto. top

  • Blogger Larha says so:
    19 febrero, 2006 22:37  

    Cieloazzul XDDDD no quiero ni imaginar lo que tu hermana habrá pensado. Me pido una copiloto como la tuya, que baje en el momento justo y ponga piedras en las ruedas para frenarlas XDDD también poca sensatez, me la pido. No pidas perdón, me ha encantado.
    Un beso enorme.

    Don-Aire, siempre imaginé que algo así estaba pasando, porque algunos de los seres más inútiles que conozco conducen y claro eso tenía que tener alguna explicación. Gracias por compartirla y, a todo esto digo yo que no será esto algo así como La Fuga de Logan, si hay algo más que deba saber debes decírmelo ya, ahora o ya sabes... eso de callar para siempre. Ah oye ¿no tienes nada más que decirme sobre los aviones, trenes, la sed, el champú, el frío...? XDDD Va, dime.


    Ciudadano del mundo, ay no habría encontrado mejor rezador y ponedor de cinturones y distensador, me lo pido, vaya haciendo músculo que soy de naturaleza cabezona y rígida (los músculos, que los tenso y no hay quien me mueva).
    Besos Ciudadano. top

  • Blogger Zifnab says so:
    21 febrero, 2006 09:02  

    Mira iba a hacer muchos comentarios

    Mi iba a apuntar de hipnotizador que lo domino, o de alcalde o de bailarina de los siete velos (esto por iniciativa íntima y respondiendo a las secretas perversiones de mi mism). Pero creo que me basta pedirme ser el profesor de autoescuela. A tu lado se lo tiene que pasar uno de fábula aun a riesgo de su integridad física y mental

    ASi que no hago ninguno

    Se feliz top

  • Blogger Larha says so:
    21 febrero, 2006 14:19  

    Zifnab lo siento, estás perdido, creéme si de nuevo te digo que lo siento, pero has mencionado algo de ser bailarina de los siete velos, y sigues estando perdido, así que ya te cuento horario de mi primera clase y me haces unos bailes y tranquilo que aplaudiré a rabiar como verdadera entusiasta XDDDDDD top