welcome to my party
Tras adquirir mi dulce hogar fui agasajada, por los primeros amigos a los que invité a pasar unos días -siempre pocos- a casa, entre otras cosas, con este encantador felpudo.
Este hecho no tendría la más nimia importacia sino fuera por lo que sucedió este sábado de madrugada y que a continuación paso a relatar.
Hace años que no celebro mi onomástica, y este año no pretendí variar tal hecho, ya convertido en tradición. Tras felicitaciones de la familia más allegada y de un ex no desmemoriado me dispuse a invitarme a cenar, pero sucedió que en el lugar elegido había demasiada gente, pues poseo como regla importante no cenar sola en lugares con demasiada gente ya que sería el centro de atención de demasiados comensales -y eso aún no está superado-, y como con la intención basta me agradecí efusivamente mi propia invitación a comer. Ya de regreso en casa decidí retirarme pronto a mis aposentos -en realidad duermo en un sólo aposento, aún no he conseguido el desdoblamiento para ocupar "mis aposentos"- y, creo, me dormí con premura.
Disfrutaba de un agradable sueño -pues mi impresión en el alma fue altamente grata, también siendo sincera, para los sentidos- cuando inesperadamente me despertó un timbre. Al primer instante lo achaqué al propio sueño, pero este hecho se repitió, segundo timbre. Ya no cabía duda, estaba desfasadamente despierta. Miré el despertador... las cuatro de la madrugada, imposible una visita amigable, imposible cualquier visita. Sin ejercer ruido alguno me dirigí a tientas por el largo pasillo hasta la puerta de entrada, sin aún encender luz que me alumbre elevé las puntas de mis perfectos dedos en pies de bailarina para echar vistazo por la mirilla, lancé ojeada descubridora pero no vi nada, a pesar de que la luz del rellano permanecía encendida. Media vuelta y me encaminé de nuevo a mis aposentos, al segundo paso tras ese pensamiento de "¡hostias, qué reales son mis sueños" volvió de nuevo a sonar el timbre, esta vez sin cese en su ejecución. De nuevo pies bailarines y miré; lo que vi me creó tal estado de desasosiego e incredulidad que froté mis ojos unas trescientas doce veces por segundo antes de volver a mirar, pero no, no me equivocaba, tras mi puerta se encontraba un rebaño de ovejas todas apretujaditas y en silencio sepulcral sólo derrumbado por el sonido del timbre que no cesaba. No sé cuánto tiempo estuve inmóvil, supongo que hasta que oí una voz con simulado eco que decía:
- Humana ábrenos tan cerrada puerta, pues hemos de entrar para fiesta celebrar.
Sin dar crédito, otra oveja dijo así:
- Humana cuanto antes nos abras antes abandonaremos este pretendido impulso de no dejar timbre descansar, y para ti pretérito será.
Sin acertar a pensar abrí la puerta, despacio, y sólo dejando entrever bolitas de lana, con puerta abierta rajita minúscula, éstas fueron empujando amablemente la puerta entrando una a una, siete minutos estuve con la puerta abierta, seiscientas diez ovejas entraron en fila india todas ordenadas, todas amablemente deseándome feliz día -ni tan siquiera acerté a decir que a esas horas ya había pasado la bendita onomástica- salvo una que me dijo "tú forma de andar -humana- se asimila a la de un calamar- el resto iba entonando cancioncilla felicitadora cambiando, acertadamente, el "amiguito que dios te bendiga" por un "humanita que dios te bendiga" y agachando la cabeza en señal de respeto cuando pasaban delante de mí. La última de ellas traía un objeto graciosamente envuelto en papel de regalo, más tarde al abrirlo descubrí que se trataba de muestras de perfumes, maquillajes, esmaltes de uñas, sombras de ojos, una foto de Erwin Rommel "El zorro del desierto" y unas bolsitas sueltas de menta poleo.
- ¿Qué demonios está pasando aquí? -acerté a decir una vez que la última de espaldas, con su andar de porciones movibles redondeadas, había entrado en el salón.
- Turbada estás, dijeron a nos que celebrábase una fiesta, y vimos nos felpudo que así rezaba, guelcome, y una recreación a oleo sobre felpudo con ovejita y entramos pues invitación vimos, pues toda la noche anduvimos. Saciar sed venimos.
Cerraron puerta y fuera me quedé. A mis aposentos, turbada torné. Oigo miles de brindis ¡¡por la humanita!!, rompiendo copas tras cada uno de ellos, bailan heavy cuando no tangos agarraos, ahora hacen la conga cogiditas de sus patas, y esas patas que corretean por el pasillo stop se plantan frente al lavabo a hacer cola pues no paran de beber, saltan del sofá vía lámpara al mueble aparador, una de ellas llamó a mi puerta y así dijo:
- Tú onomasticada, ¿de algún veinticuatro horas sabrás que a estas horas abierto estará? pues ya se acabó el whisky, el ron, la ginebra.... di, humanita, habla... y abandona esa cara extrañadora pues cuerpo de tango tenemos, di.
Le indiqué tres calles más abajo, primera a mano izquierda tres puertas más allá.
Aún, ahora que me hallo escribiendo esto, continúa la fiesta, varios vecinos han elevado quejas por el patio interior, hago oidos sordos pues no me creerían, yo no lo creo. Todo lo contado ha de ser falso, aunque sigo oyendo "¡pongamos ahora lentas o en su defecto alguna marcha militar!".
.
Nota de la autora: la traducción al castellano de las ovejas ha sido harto complicada pues éstas conocen, hablan y escriben en latín y algunas frases en arameo, por lo que me excuso ante cualquier posible error en la traducción.
16 octubre, 2005 08:05
Vaya! me parece que incrementaré mi colección de favoritas! (Ya tengo terrario para las hormigas). De estas ovejitas me tengo que llevar una a casa! Por lo menos para contarla y recontarla cuando no pueda dormir. Para no llevarme muchas y desacompletar la fiesta, me llevo una sola, que colgaré de péndulo repetidor de número primo mínimo, para, en infinito vaivén, contar y recontar oveja hasta conciliar dulces sueños.
R.I.P. (pero aún no eternamente).
Eso, que si hablan latín, no me da para mucho más. Y sería descortés despedida en idioma extranjero tipo bisitis o algo así.
También sé: Dissolvit um glaciem, pero creo que queda fuera de contexto.
R.I.P. entonces.
Muaksss... top
16 octubre, 2005 12:56
Gab sabía que eras tú jmjmjmjmjm
Tranquila te puedes llevar las que quieras, más teniendo en cuenta que alguna aún sigue durmiendo en el sofá, otras en el pasillo, bañera... en fin no quiero buscar por más sitios, aunque el groso de ellas ya marchó.
¿Vale, vini vidi vinci? pues entonces...
R.I.P. :-)
Besos top
16 octubre, 2005 19:41
jmjmjm... estrenado onomatopeya importada? Que bien!
Me llevo entonces otra oveja más: la que estaba detrás del espejo.
Vini, vidi, vinci va muy bien a ambas especies!
VVV para abreviar
;) top
16 octubre, 2005 20:30
Gab jmmjmmjmm (esto es tapándose la boca con la mano) :-)
Son alborotadoras, éstas, así que cuidado, sobre todo cuando te digan que tienen cuerpo de tango.
WWW (para las dos especies)
Un besazo. top
17 octubre, 2005 02:20
Me quedo, me quedo
Yo que había crecido (incauto de mí) con aquellos de los siete cabritillos voy ahora y descubro que el lobo no quería entrar para merendárselos, sino para irse de farra. Y probablemente para fundar un Club de Amigos de Virgilio...
Si es que no somos nadie.
Se feliz top
17 octubre, 2005 12:23
Estimada Sinmas, ¿probó contarlas? Tal vez se hubiese vuelto a dormir tan profundamente esta vez que ninguna jarana de las ovejitas presentes en su salón la habría despertado...
Y sino, es un consejo útil para la próxima vez que se vea invadida de repente por un rebaño de ovejas fiesteras... top
17 octubre, 2005 12:26
Piensa en la suerte que tuviste de que en el felpudo no viniera dibujado un elefante :O
¡¡Eres genial!! :) top
17 octubre, 2005 20:04
Glups. Esos aposentos deben de ser muy espaciosos... En cuanto a la traduccion no hay problema, todo traductor se puede permitir algunas licencias top
17 octubre, 2005 20:29
Zifnab es que los cuentos "versión infatil" es lo que tienen :-). Realmente el lobo intentaba ligar con caperucita o realquilarse en la casa de los tres cerditos o despedida de soltero con los cabritillos XDDDDD
Javemin no lo digas muy alto, no te escuchen y la vuelvan a organizar esta vez con más watios.
Gibreel, mi estimado. Sí que las conté, exactamente seiscientas diez ovejas una tras otra en silenciosa invasión. Al menos he de agradecerles que no me pidieran el besamanos conforme iban pasando y saludando XDDDDDD
Isthar jajajajajaja no había pensado en esa posibilidad la cual asusta y mucho. De pensarlo hasta las orejas se me ponen como escarpias XDDDD. Gracias.
Misscronic no son tan espaciosos, pero las seiscientas diez ovejas saben de colocaciones para el ahorro de espacio, trescientas cinco parejitas bailando un tango bien agarrao da para mucho :-)
En fin... top
17 octubre, 2005 23:04
Unas ovejitas muy educadas, especialmente si hay que escucharlas en arameo.
Para algunos insomnios más valen ovejas así, que las monótonas balando. top
17 octubre, 2005 23:27
Pero Estragos, ¡por el amor bendito! únete pero que sea legal ¿pero que sea legal lo que estén haciendo, eh?
Umma1 fueron educadas en su entrada, en su saludo... pero ni te cuento cuando empezó a sonar la música y se desmelenaron (o deslanizaron que diría aquel)
Un beso. top
17 octubre, 2005 23:55
Yo también quiero, el próximo felpudo versará de esta manera:
"Bienvenidos si ya avisaron de su llegada, y ésta fue aceptada y compartida la alegría"
:-) Un beso. top
19 octubre, 2005 16:00
Me tengo que mandar a hacer un felpudo con esta última propuesta!!!!
Hasta los podrías vender como pan caliente y te haces riquísima: la Bill Gates de los felpudos!
Se me paró el pelo con la brillantìsima observación de Isthar.
:O
Y aunque también reconsideré que como tema, Kipling y sus selvas me encantan, me parece que será más prudente lo del felpudo nuevo.
:) top
19 octubre, 2005 19:16
Gab cuidado, cuidado con el dibujito que lleve el felpudo, ya leiste a Isthar (comparto opinión, porque se me heló la sangre de pensar en los elefantes)
Un beso Gab. top