<body><script type="text/javascript"> function setAttributeOnload(object, attribute, val) { if(window.addEventListener) { window.addEventListener('load', function(){ object[attribute] = val; }, false); } else { window.attachEvent('onload', function(){ object[attribute] = val; }); } } </script> <div id="navbar-iframe-container"></div> <script type="text/javascript" src="https://apis.google.com/js/platform.js"></script> <script type="text/javascript"> gapi.load("gapi.iframes:gapi.iframes.style.bubble", function() { if (gapi.iframes && gapi.iframes.getContext) { gapi.iframes.getContext().openChild({ url: 'https://www.blogger.com/navbar.g?targetBlogID\x3d13908603\x26blogName\x3dcoloquialmente+hablando\x26publishMode\x3dPUBLISH_MODE_BLOGSPOT\x26navbarType\x3dBLUE\x26layoutType\x3dCLASSIC\x26searchRoot\x3dhttps://coloquialmentehablando.blogspot.com/search\x26blogLocale\x3des_ES\x26v\x3d2\x26homepageUrl\x3dhttp://coloquialmentehablando.blogspot.com/\x26vt\x3d8850754969552848853', where: document.getElementById("navbar-iframe-container"), id: "navbar-iframe" }); } }); </script>

About

"Sed ut perspiciatis unde omnis iste natus error sit voluptatem accusantium doloremque laudantium. Nemo enim ipsam voluptatem quia voluptas sit aspernatur aut odit aut fugit, sed quia consequuntur magni dolores eos qui ratione voluptatem sequi nesciunt."

cuando lo estelar se hace acopio de mí.
No nos engañemos, supe de su existencia hace ya algunas estaciones. Y no es que no fuera consciente, no, ni que de una manera absurda y deliberada me lo hiciese ocultar, no. No es que de repente el meteorito cambiara de trayectoria y no me fuese a caer de lleno, no. No fue nada de eso, no.
Ocurre que hace dos estaciones tuve conocimiento de que un meteorito con muy mal carácter se dirigía a mí y me aplastaría. Tras dieciséis intentos vanos por conseguir un leve cambio en su línea descrita de antemano, envié mil doscientas nueve educadas y pertinaces misivas comunicando mi marcha de las coordenadas exactas donde sé que caería. No sirvió de nada, no. Pues mil doscientas diez veces volví; puesto que ese era, desgraciadamente, el único sitio desde donde podía verle, y eso ni el propio meteorito, en su inmensa desfachatez, podría haberlo evitado.
Y por si alguna estúpida duda me quedaba al final cayó, aunque he de reconocer que jamás llegué a imaginar el nivel de aplastamiento que finalmente sufriría, o sí, porque a pesar del peso sideral que sé que me vence, continúo porque, citándome a mí misma, es el único sitio desde donde puedo verle, y eso ni el propio meteorito, en su inmensa crueldad, puede evitarlo.
Nota sin interés de la aplastada: no consigo respirar, ni tampoco que Ico -el buscador- encuentre a Yorda -la borrosa encontrada-.

You can leave your response or bookmark this post to del.icio.us by using the links below.
Comment | Bookmark | Go to end