El día que se parió de mal agüero
Conocí, tiempo ha, un tipo en exceso industriado en el arte de la amabilidad, propenso al abuso en complacer. Relato, por puro placer, su historia.
Supe de su exceso de amabilidad un día que se parió de mal agüero. Sucedió en febrero, el mes cojo, el mes desbordante de mala leche y andaba yo igualada al mes –no coja, pero si con mala leche- y heme corriendo en pos de autobús recién escapado, sosteniente de bolsas en mano y stop que paro y hálleme con el mes en la cara y dando media vuelta que giro y me largo, pero oigo frenazo que quema carretera y desgiro el giro anterior y miro. El tipo sufriente de amabilidad hace parar el autobús, coge mis bolsas, me busca asiento y se sienta junto a mí. Traje negro sumado a corbata negra, pero su rasgo más característico y deslumbrante es que de cabeza brota una melena de grandes dimensiones recogida en un glamouroso tupé que a pesar de su volumen no se movía un ápice. Y me dijo así:
- No poseo seguridad en cuánto a la cantidad de dinero o pañuelos o llaves o tarjetas de crédito u objetos que llevo encima, pero pedir cualquier cosa puede, dígame...
- Es usted muy amable –le dije totalmente abrumada- pero no tengo necesidad de nada.
Tras esta introducción reveladora de aconteceres pasó, el tipo, a interesarse por mi estado de salud, mi situación económica, mis circunstancias afectivas... pero yo no podía dejar de lanzarle miradas ojeadoras a ese descomunal tupé, el sabiente de ello percatado ya, me dijo así:
- Observo, sin sorpresa, que mira prudente mi tupé. En cuatro paradas de autobús que le restan –pues ya se interesó por mi trayecto- le resumiré, si así lo quiere, la historia de este tupé –asentí aún asombrada por mi esta sonrisa de aquel día que se parió de mal agüero-. Heredé de mi tía abuela Socorro carácter afable y una propensión a la amabilidad que me hizo conocido y querido. Y sucedió que un día, paseante yo por un bosque, me encontré con tres duendes, dos enanitos de jardín desaseados, un gnomo y media hada –me contó que ésta perdió las zonas bajas en una noche de parranda, pero que no podía darme más detalles, por ser yo aún señorita- me apiadé de ellos, pues andaban perdidos, y les ofrecí vivir en mi tupé, poco a poco ellos lo fueron acondicionando a su gusto y han creado una diminuta ciudad con sus zonas de ocio, industria, servicios, grandes superficies comerciales... todo ello en este tupé que usted miraba de reojo. Pues ya que queda sólo un parada para usted bajar, he de decirle que problema tengo, grave es. Enterose de mi cavidad en cabeza la división española de Papá Noël y andaron rogando, convenciendo, pidiendo que les dejara almacenar en tupé juguetes para estas próximas navidades, y claro yo que amable soy les dije que sí, y almacenes construyeron aquí –y me señala hemisferio craneal izquierdo- enterasen sus majestades los R.R.M.M. de Oriente, y me han pedido igual cometido a lo que yo, también, dije que sí y aquí –señala hemisferio derecho- almacén construyeron, y he aquí mi disgusto porque enterasen de ésto vuecelencia El Corte Inglés e igual pidieron, aún respuesta no tienen porque mi cabeza sufre espantosos dolores debido –me dijo- a extrañas ondas emanadas por las play station que se encuentan ahí –señala cabeza- almacenadas y por un sucedáneo del Tekken que se sabe mediador de entre dos que lucharán (y una será la que venza), a todo ello hay que sumarle el contubernio que se traen los moradores, en huelga de pisotones andan, pues se muestran contrarios a la construcción de almacenes, y mi cabeza central no está en soportar pisotones (el hada da palmetazos pues partes bajas no posee). Su parada en cinco segundos llega.
Y se levanta y me abraza cariñosamente y me entrega tarjeta con sus datos y me dice que ante cualquier contratiempo le llame. Así dice:
- Ante cualquier contratiempo me llamas, -y pone mueca que invita a la sonrisa- menos para pedirme sitio o paraje cabeceril para hacerte segunda vivienda de verano –guiña ojo- aunque si lo necesita pídalo que ya haremos arreglo.
Me quedo sin palabras, se me olvida el día que se parió de mal agüero y sonrío. Bajo del autobús y ya en la acera quedo sonriendo al tipo que tupé cogido a cabeza saca por ventanilla y grito en vuelo, autobús arrancado, dice:
- Sé de la existencia de un regalo en almacén de mi tupé para usted, y si no se lo dije antes es porque no habría podido negarme ante sus inquerimientos.
No dejo de sonreír, a cuadros estoy más aún cuando para poder ser oído corre tras autobús y enorme tupé queda enganchado con saliente de semáforo que en su paso encuentra. Recoloca tupé con ambas manos y continúa voz en grito diciendo así:
Conocí, tiempo ha, un tipo en exceso industriado en el arte de la amabilidad, propenso al abuso en complacer. Relato, por puro placer, su historia.
Supe de su exceso de amabilidad un día que se parió de mal agüero. Sucedió en febrero, el mes cojo, el mes desbordante de mala leche y andaba yo igualada al mes –no coja, pero si con mala leche- y heme corriendo en pos de autobús recién escapado, sosteniente de bolsas en mano y stop que paro y hálleme con el mes en la cara y dando media vuelta que giro y me largo, pero oigo frenazo que quema carretera y desgiro el giro anterior y miro. El tipo sufriente de amabilidad hace parar el autobús, coge mis bolsas, me busca asiento y se sienta junto a mí. Traje negro sumado a corbata negra, pero su rasgo más característico y deslumbrante es que de cabeza brota una melena de grandes dimensiones recogida en un glamouroso tupé que a pesar de su volumen no se movía un ápice. Y me dijo así:
- No poseo seguridad en cuánto a la cantidad de dinero o pañuelos o llaves o tarjetas de crédito u objetos que llevo encima, pero pedir cualquier cosa puede, dígame...
- Es usted muy amable –le dije totalmente abrumada- pero no tengo necesidad de nada.
Tras esta introducción reveladora de aconteceres pasó, el tipo, a interesarse por mi estado de salud, mi situación económica, mis circunstancias afectivas... pero yo no podía dejar de lanzarle miradas ojeadoras a ese descomunal tupé, el sabiente de ello percatado ya, me dijo así:
- Observo, sin sorpresa, que mira prudente mi tupé. En cuatro paradas de autobús que le restan –pues ya se interesó por mi trayecto- le resumiré, si así lo quiere, la historia de este tupé –asentí aún asombrada por mi esta sonrisa de aquel día que se parió de mal agüero-. Heredé de mi tía abuela Socorro carácter afable y una propensión a la amabilidad que me hizo conocido y querido. Y sucedió que un día, paseante yo por un bosque, me encontré con tres duendes, dos enanitos de jardín desaseados, un gnomo y media hada –me contó que ésta perdió las zonas bajas en una noche de parranda, pero que no podía darme más detalles, por ser yo aún señorita- me apiadé de ellos, pues andaban perdidos, y les ofrecí vivir en mi tupé, poco a poco ellos lo fueron acondicionando a su gusto y han creado una diminuta ciudad con sus zonas de ocio, industria, servicios, grandes superficies comerciales... todo ello en este tupé que usted miraba de reojo. Pues ya que queda sólo un parada para usted bajar, he de decirle que problema tengo, grave es. Enterose de mi cavidad en cabeza la división española de Papá Noël y andaron rogando, convenciendo, pidiendo que les dejara almacenar en tupé juguetes para estas próximas navidades, y claro yo que amable soy les dije que sí, y almacenes construyeron aquí –y me señala hemisferio craneal izquierdo- enterasen sus majestades los R.R.M.M. de Oriente, y me han pedido igual cometido a lo que yo, también, dije que sí y aquí –señala hemisferio derecho- almacén construyeron, y he aquí mi disgusto porque enterasen de ésto vuecelencia El Corte Inglés e igual pidieron, aún respuesta no tienen porque mi cabeza sufre espantosos dolores debido –me dijo- a extrañas ondas emanadas por las play station que se encuentan ahí –señala cabeza- almacenadas y por un sucedáneo del Tekken que se sabe mediador de entre dos que lucharán (y una será la que venza), a todo ello hay que sumarle el contubernio que se traen los moradores, en huelga de pisotones andan, pues se muestran contrarios a la construcción de almacenes, y mi cabeza central no está en soportar pisotones (el hada da palmetazos pues partes bajas no posee). Su parada en cinco segundos llega.
Y se levanta y me abraza cariñosamente y me entrega tarjeta con sus datos y me dice que ante cualquier contratiempo le llame. Así dice:
- Ante cualquier contratiempo me llamas, -y pone mueca que invita a la sonrisa- menos para pedirme sitio o paraje cabeceril para hacerte segunda vivienda de verano –guiña ojo- aunque si lo necesita pídalo que ya haremos arreglo.
Me quedo sin palabras, se me olvida el día que se parió de mal agüero y sonrío. Bajo del autobús y ya en la acera quedo sonriendo al tipo que tupé cogido a cabeza saca por ventanilla y grito en vuelo, autobús arrancado, dice:
- Sé de la existencia de un regalo en almacén de mi tupé para usted, y si no se lo dije antes es porque no habría podido negarme ante sus inquerimientos.
No dejo de sonreír, a cuadros estoy más aún cuando para poder ser oído corre tras autobús y enorme tupé queda enganchado con saliente de semáforo que en su paso encuentra. Recoloca tupé con ambas manos y continúa voz en grito diciendo así:
- Es bonito, le gustará y le hará feliz.
23 octubre, 2005 22:56
el día que a tí te pase algo que sea normal, que no sean ovejitas llamando a tú puerta... famosos ayudándote a limpiar y colocar tú piso, hombres con tupés raros a tú lado..... ese día volveré a ponerte algo. ::::))))
Miles de besitos top
23 octubre, 2005 23:00
Querida Sinmas!! :)
Ando necesitada de espacio en un tupé acogetodo.
Sniff...
:-ay!
Espero que el regalo mágico proveniente del peludo continente tenga la habilidad de darte felicidad a borbotones. Y como hoy desentono con tal regalo, me relego a las oscuras regiones de más allá del teclado.
Espero volver antes de una semana.
Te dejo para mientras un abrazo fuerte fuerte.
Muaksss... top
24 octubre, 2005 00:18
Al usuario anónimo decirle que últimamente me tiene abandonada, en cuanto a comentarios se trata, y que de ser el único problema mis andanzas irreales éstas cambiarán y se normalizará XDDDDD
Un besazo enorme niña.
Gab a vosotros os buscaría el tupé más grande jamás construido para que sólamente dejara pasar un enorme sol que secara y que diera vida.
Volved pronto que ni hormigas ni ovejas ni con demás seres sería lo mismo.
Un mismo abrazo igual de enorme (si nos deja el tupe jmjmjmjmjm)
In bisiziiiiii top
24 octubre, 2005 10:39
Cuando leo uno de tus largiiiisimos post, me encuentro como en casa, y eso que precisamente estos, con todo lo extrañode su contenido, se me hacen tan cercanos, como si a mi me hubieran pasado, aunque estas cosas no pasan, o si pasan todo el tiempo.
Besos top
24 octubre, 2005 14:25
Micro tomo nota del "largíííísimo" XDDDDDD pero que consté que lo iba acortando.
Y sí que pasan, a todas horas, sólo que no nos paramos a escuchar a tipos con inmensos tupés... :-)
Besos niño.
Javemin gracias a tí. top
24 octubre, 2005 16:21
Menos mal que dicha anécdota no me sucedió a mí, porque me hubiese visto obligado a correr tras ese individuo y matarlo a golpes a fin de tener mi regalo de navidad cuanto antes... Así de impaciente soy...
¡He vuelto! Besos. top
24 octubre, 2005 16:25
Gibreel qué alegría que estés de nuevo. Te igualo en impaciencia, y ando de nuevo buscando un tupé andante para sacarle información :-)
Un beso. top
24 octubre, 2005 19:55
¿Por donde para el tipo ese?
No, no es por nada. Solo curiosidad
¿Por donde? top
24 octubre, 2005 20:10
Misscronic creo que andan haciéndole una ampliación de tupé (pista de aterrizaje y demás) en Cabo Cañaveral, pero no estoy muy segura :-) top
25 octubre, 2005 15:31
:-) top
07 noviembre, 2005 02:02
me encantó!!!
y se lo he leído a mi hija que cumple 12 años en 7 días, y que ha llorado minutos antes, por castigo injusto ( no fiesta) por un siete en mate..
jajaja
sonrió!
beso. top